PINTURAS

Sombra vertical

En Sombra vertical, Rodrigo Gómez Torres nos sumerge en una fascinante exploración de la percepción a través del reflejo arquitectónico. La obra, que forma parte de su serie Reflejos, juega con la distorsión de la realidad mediante la refracción de los edificios sobre una superficie de cristal.

El contraste entre las tonalidades doradas y ocres de los edificios y el azul profundo del fondo genera una composición vibrante y dinámica. Las líneas verticales, que parecen fragmentar la imagen en una secuencia de reflejos irregulares, aportan un ritmo visual que oscila entre lo geométrico y lo onírico.

La pintura desafía la estabilidad de la arquitectura tradicional, transformando los rascacielos en estructuras fluidas que parecen ondular con la luz y el movimiento. Esta descomposición de la forma invita al espectador a cuestionar la solidez de lo que percibimos como real, evocando una sensación de fugacidad y cambio constante.

Sombra vertical es un ejercicio magistral de perspectiva y abstracción, donde la ciudad se convierte en un espejismo que se despliega en un juego de luces y reflejos. Rodrigo Gómez Torres captura la esencia de la urbe moderna, fusionando la arquitectura con la pintura en una visión que desafía nuestra manera de ver el espacio.

Hislero

La obra Hislero de Rodrigo Gómez Torres es una poderosa representación pictórica de un toro en pleno movimiento, capturando la fuerza y la majestuosidad del animal en el momento de su salida al ruedo. Pintada al óleo, la pieza destaca por su riqueza cromática y el detallado tratamiento de la anatomía y textura del pelaje del toro, logrando un realismo impactante.

El juego de luces y sombras resalta la musculatura del animal y refuerza la sensación de dinamismo y bravura. La mirada intensa del toro, su postura desafiante y la polvareda levantada por sus patas transmiten una energía contenida que parece traspasar el lienzo.

El fondo, con la puerta de toriles entreabierta, sugiere el instante de irrupción en la arena, un momento crucial en la tauromaquia que el artista captura con maestría. La composición y el uso del color refuerzan el dramatismo de la escena, generando una conexión inmediata con el espectador.

Con Hislero, Torres logra una obra de gran impacto visual y emocional, donde la tradición y la pasión se funden en una pintura que exalta la imponencia del toro como símbolo de fuerza y nobleza.

Casa de la abuela

La obra Casa de la abuela, Rodrigo Gómez Torres nos transporta a un rincón de nostalgia y tradición a través de una escena costumbrista llena de calidez y luz. La obra representa un pequeño pueblo blanco, con casas encaladas de tejados de teja y calles empedradas, evocando la esencia de la vida rural y la memoria de generaciones pasadas.

 

La composición destaca por su armonía cromática, donde los tonos blancos de las fachadas contrastan con las sombras sutiles y los colores cálidos de las macetas con flores, que aportan un toque de vida y frescura. La perspectiva de la calle en ascenso guía la mirada del espectador hacia el fondo, creando una sensación de profundidad y realismo.

 

Más que una simple representación arquitectónica, Casa de la abuela es un homenaje a la infancia, a los recuerdos familiares y a la sencillez de un hogar lleno de historia. La obra transmite serenidad y una melancólica belleza, invitando al espectador a sumergirse en sus propios recuerdos y en la sensación de hogar que evoca este encantador rincón.

Siesta en Cadaqués

El lienzo Siesta en Cadaqués, de Rodrigo Gómez Torres, es una obra que combina el realismo con un alto grado de sensualidad y serenidad. La escena nos presenta una figura femenina desnuda, recostada sobre la arena húmeda de la playa, con el suave oleaje de fondo. La composición transmite una sensación de calma absoluta, donde el cuerpo parece fundirse con el entorno natural.

La técnica del artista se destaca en el tratamiento de la luz y las texturas. La piel de la mujer brilla con reflejos dorados, capturando el calor del sol y el frescor de la arena mojada. El agua del mar, con su espuma ligera y movimiento sutil, crea un contraste entre la quietud del cuerpo y la dinámica de la naturaleza. Además, el reflejo en la arena húmeda añade una profundidad visual que refuerza la sensación de armonía y ensueño.

El título de la obra, Siesta en Cadaqués, nos sitúa en un contexto mediterráneo, evocando la paz y el hedonismo de la costa catalana, conocida por su belleza natural y su historia artística. En esta pieza, Rodrigo Gómez Torres nos invita a contemplar la conexión entre el ser humano y la naturaleza, exaltando la sensualidad del descanso y la libertad del cuerpo en un entorno paradisíaco.

"Venecia"

La obra Venecia de Rodrigo Gómez Torres es una vibrante representación de la icónica ciudad italiana, donde el color y la luz juegan un papel fundamental en la composición. A través de la técnica del acrílico sobre lienzo, el artista captura la magia de los canales venecianos con una paleta cromática audaz y expresiva.

Las góndolas, dispuestas en primer plano con colores intensos y contrastantes, evocan una sensación de movimiento y dinamismo. La superficie del agua refleja el cielo y las embarcaciones, creando un efecto casi onírico que refuerza la atmósfera romántica de la escena. En el fondo, la silueta de la iglesia de San Giorgio Maggiore se alza con elegancia, aportando profundidad y un punto de referencia visual que enmarca la composición.

Gómez Torres utiliza pinceladas sueltas y una saturación de color que rozan lo impresionista, dotando a la obra de una energía única. La fusión entre realidad y abstracción genera una sensación de ensueño, transportando al espectador al corazón de Venecia y su eterno encanto.

Esta pieza no solo es un homenaje a la belleza de la ciudad, sino también una reinterpretación moderna de su esencia, demostrando la capacidad del artista para transformar paisajes cotidianos en experiencias visuales llenas de emoción.

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Seleccion de la pesca

En La Selección de la Pesca, el maestro Torres plasma con gran realismo la laboriosa rutina de los pescadores y sus familias en la costa. La escena representa a un grupo de mujeres clasificando el pescado recién capturado, rodeadas de cajas llenas de peces plateados que reflejan la luz del sol. En el fondo, la presencia de una carreta tirada por un buey refuerza la conexión entre el hombre, el trabajo y la naturaleza, destacando la importancia del esfuerzo comunitario en la economía pesquera.

Un detalle emotivo en la obra es la presencia de un niño con bañador rojo, que no es otro que el propio Rodrigo Gómez Torres en su infancia. Esta pintura forma parte de una serie de tres piezas tituladas La Selección de la Pesca, Sacando la Red y La Orilla. Estas obras fueron inspiradas en una secuencia de fotografías en blanco y negro tomadas por el padre del artista, rescatadas de un viejo álbum familiar y reinterpretadas en óleo con una vibrante paleta de colores.

El uso de colores cálidos y una iluminación intensa dotan a la pintura de un aire vibrante y dinámico. La composición está cuidadosamente equilibrada, guiando la mirada del espectador a través de los diferentes elementos: las figuras femeninas en primer plano, las cajas desbordantes de pescado y la playa que se extiende hacia el horizonte.

Más allá de su impecable técnica, la obra transmite una profunda sensación de cotidianidad y dedicación, rindiendo homenaje a las personas que dependen del mar para su sustento. Además, la carga personal de la obra la convierte en un testimonio de memoria y arraigo. La serie completa fue adquirida por el Banco Internacional de Miami, consolidando su valor tanto artístico como histórico

Reflejo

En Reflejos, Rodrigo Gómez Torres nos sumerge en un juego de perspectivas y distorsiones a través de su maestría con el óleo. La obra captura la imagen de una ciudad moderna reflejada en la superficie espejada de un edificio, transformando la arquitectura en un espectáculo visual de formas ondulantes y colores vibrantes.

El uso del azul intenso en el cielo y las múltiples tonalidades en las estructuras crea un dinamismo cautivador, donde la rigidez geométrica de los ventanales contrasta con la fluidez de los reflejos. La precisión técnica del artista se evidencia en la minuciosidad con la que cada panel de cristal parece contar su propia historia, alterando la realidad y generando una sensación de movimiento constante.

Más allá de la representación urbana, Reflejos invita a una reflexión sobre la percepción y la subjetividad de la realidad, demostrando cómo el arte puede transformar lo cotidiano en una experiencia estética única. Rodrigo Gómez Torres logra así un equilibrio entre la exactitud arquitectónica y la abstracción visual, haciendo de esta obra una pieza fascinante dentro de su colección.

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Puente Viejo

El lienzo Puente Viejo, realizado en tierras de Palentinas por Gómez Torres, es una obra que evoca la fusión entre la historia y la naturaleza. En esta pieza, el artista capta con maestría la belleza de un antiguo puente de piedra, ahora abrazado por la vegetación exuberante de su entorno.

La composición está dominada por un arco sólido que se alza en medio de un bosque vibrante, donde los tonos verdes predominan y juegan con la luz que se filtra entre las hojas. La piedra del puente, envejecida por el tiempo, se integra armoniosamente con el musgo y las enredaderas, sugiriendo un pasado que aún respira en la serenidad del paisaje.

Torres logra transmitir una sensación de paz y misterio, invitando al espectador a imaginar las historias que este puente ha presenciado a lo largo de los siglos. La técnica empleada resalta la textura de la piedra y la riqueza de la flora, logrando un equilibrio entre loconstruido por el hombre y la fuerza indómita de la naturaleza.

El Profeta

Rodrigo Gómez Torres nos presenta en El profeta una obra que destaca tanto por su maestría técnica como por su profundidad simbólica. Realizada con café y aglutinante, esta pintura se construye sobre una base monocromática en la que las tonalidades blancas emergen naturalmente al ser dejadas sin pintar, generando un contraste que acentúa la expresividad del personaje retratado.

La figura central es la de un anciano con larga barba, vestido con ropajes desgastados, que sostiene un bastón mientras parece sumido en un profundo pensamiento. Su mirada perdida y la postura reflexiva evocan la imagen de un sabio o un profeta, alguien que carga con la sabiduría de los años y la dureza de la vida. El juego de luces y sombras realza la textura de su piel y sus vestimentas, aportando un dramatismo que acentúa la sensación de misticismo y trascendencia.

Más allá de la técnica, la obra transmite un mensaje de contemplación y espiritualidad. La elección del café como material pictórico, con su riqueza de matices terrosos, añade un componente orgánico que refuerza la conexión entre el hombre y su entorno, evocando el paso del tiempo y la permanencia de la sabiduría ancestral.

El profeta es una pieza que, dentro del corpus artístico de Gómez Torres, refleja su interés por la figura humana y la exploración de materiales poco convencionales, convirtiéndola en una obra de gran impacto visual y conceptual.

Procesion

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Escuela Saharaui

La obra Escuela Saharaui es un poderoso testimonio visual sobre la educación en condiciones adversas. Con una paleta de colores cálidos y terrosos, el artista nos transporta a un rincón del desierto donde un grupo de niños recibe enseñanza en un entorno humilde y austero.

La composición del lienzo destaca la expresión de los pequeños estudiantes, quienes sostienen tablillas con inscripciones en árabe, reflejando su esfuerzo y concentración. La luz natural, filtrándose entre las sombras, resalta los rostros y los detalles de sus ropas, dotando a la escena de una autenticidad conmovedora.

El uso de texturas y contrastes aporta profundidad a la imagen, acentuando la dureza del suelo y la rusticidad del espacio. A pesar de las limitaciones del entorno, la obra transmite una sensación de esperanza y resiliencia, mostrando la importancia del conocimiento como herramienta de superación.

Escuela Saharaui no solo documenta una realidad social, sino que también invita a la reflexión sobre la educación como un derecho universal, reforzando el compromiso del artista con la representación de la vida cotidiana y sus desafíos.

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Jesús

La obra Jesús, creada por Rodrigo Gómez Torres con la técnica de tinta y acuarela, es una representación impactante y profundamente emotiva del rostro de Cristo en su momento de mayor sufrimiento. La imagen transmite una intensidad conmovedora, resaltada por el uso magistral de sombras y contrastes que dan profundidad y realismo a la expresión de dolor y resignación.

El artista emplea una paleta de tonos oscuros y terrosos, logrando un efecto dramático que enfatiza la corona de espinas y los rasgos marcados de Jesús. Sus ojos, llenos de tristeza y determinación, capturan al espectador y evocan una conexión espiritual inmediata. La técnica de tinta y acuarela permite una fusión orgánica de líneas y matices, creando una textura cruda y expresiva que refuerza el simbolismo del sacrificio y la redención.

En Jesús, Rodrigo Gómez Torres no solo plasma un retrato religioso, sino que nos sumerge en la esencia de la pasión de Cristo, recordándonos la fuerza de la fe y la trascendencia del sacrificio divino.

Mi dulce recuerdo

En Mi dulce recuerdo, el artista Rodrigo Gómez Torres nos sumerge en un retrato cargado de emotividad y profundidad. Este óleo sobre lienzo representa, según se dice, a su abuela materna, y transmite con notable sensibilidad la nostalgia y la ternura de la vejez.

La obra destaca por su realismo expresivo, con un juego de luces y sombras que acentúa la textura de la piel y la intensidad de la mirada. Las manos apoyadas en el rostro, las arrugas detalladas y la sutil sonrisa dibujan una historia de vida, marcada por el paso del tiempo y los recuerdos acumulados. La mirada, dirigida hacia lo alto, sugiere una conexión con el pasado, evocando momentos de felicidad o melancolía.

Gómez Torres demuestra un dominio excepcional de la técnica, logrando captar no solo la fisonomía, sino también el alma del personaje. La monocromía de la obra refuerza su impacto emocional, centrando toda la atención en la expresión del rostro y la profundidad de sus pensamientos.

Más allá de su calidad pictórica, Mi dulce recuerdo es un homenaje a la memoria, a la familia y al amor que persiste en el tiempo. Con esta pieza, el artista no solo inmortaliza a su abuela, sino que también invita al espectador a reflexionar sobre sus propios recuerdos y afectos más entrañables.

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La sombra del lagarto

El óleo La sombra del lagarto de Rodrigo Gómez Torres es una obra minimalista pero profundamente evocadora, que juega con la luz y la silueta para transmitir una sensación de misterio y sutileza. La imagen nos presenta la sombra de un lagarto proyectada sobre una superficie clara, en una composición que evoca la fugacidad y el movimiento silencioso de estos reptiles en su hábitat cotidiano.

La genialidad de la obra radica en su aparente simplicidad, que en realidad esconde un dominio técnico del claroscuro y la proyección de formas. La sombra nítida del lagarto, con sus extremidades abiertas y su cola curvada, transmite la sensación de que el animal está adherido a una superficie translúcida, generando un efecto de profundidad y textura casi táctil.

El uso del color es sutil pero efectivo: los tonos cálidos de la sombra contrastan suavemente con el fondo neutro, logrando una imagen que atrapa la atención sin necesidad de estridencias. Este juego de luces nos recuerda la importancia de lo invisible, de aquello que solo se percibe indirectamente, dotando a la obra de un aire poético y reflexivo.

En La sombra del lagarto, Rodrigo Gómez Torres nos invita a contemplar la belleza en lo cotidiano, a detenernos en los detalles efímeros de la naturaleza y a descubrir cómo la luz transforma nuestra percepción de la realidad. Una obra que, con su sencillez y elegancia, logra transmitir una sensación de calma y admiración por la vida en sus formas más discretas.

Cautivo

Cautivo: Estudio de Anatomía es una obra que transmite una intensa carga emocional a través del dominio técnico y la exploración del cuerpo humano. En este estudio anatómico, Rodrigo Gómez Torres se toma a sí mismo como modelo en su etapa de estudiante de Bellas Artes, entregando una pieza introspectiva y profundamente expresiva.

La figura masculina, encorvada sobre sí misma, con los brazos rodeando las piernas y la cabeza oculta, evoca una sensación de encierro y vulnerabilidad. La postura sugiere un repliegue hacia el interior, como si el cuerpo se protegiera de una fuerza externa o se encerrara en una meditación profunda. La elección del blanco y negro acentúa la tensión dramática de la obra, resaltando el juego de luces y sombras que esculpen la musculatura con un realismo impresionante.

El detallado estudio anatómico revela la maestría del artista en la representación del volumen, la textura de la piel y la tensión de los músculos. La posición de las manos y pies, meticulosamente trabajados, refuerza la sensación de un ser contenido en sí mismo, atrapado en un estado de introspección o sufrimiento silencioso.

Más allá del aspecto técnico, Cautivo es una obra que habla del ser humano en su estado más puro y vulnerable. Nos enfrenta a la fragilidad y al aislamiento, convirtiendo el cuerpo en un vehículo de emociones universales. Con esta pieza, Gómez Torres logra no solo un brillante ejercicio académico, sino una poderosa declaración artística sobre la condición humana.

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Granada desde el Albarracín

La obra El Tiempo: Granada desde el Albarracín de Rodrigo Gómez Torres captura con maestría la esencia histórica y paisajista de la ciudad andaluza. En este lienzo, el artista emplea una paleta de colores cálidos y terrosos para resaltar la majestuosidad de la fortaleza que se alza entre el verdor de las palmeras y la imponencia de las montañas al fondo.

El contraste entre la luz dorada del atardecer y las sombras proyectadas en la muralla y la vegetación otorga una profundidad única a la escena. La neblina que se filtra entre las montañas refuerza la atmósfera mística del paisaje, evocando el paso del tiempo y la historia que encierra cada piedra de la fortaleza.

Gómez Torres demuestra un dominio excepcional de la perspectiva y la composición, guiando la mirada del espectador desde el primer plano, con las palmeras enmarcando la escena, hasta el horizonte, donde la naturaleza y la arquitectura dialogan en armonía.

Este lienzo no solo es una representación visual de Granada desde el Albarracín, sino también una invitación a reflexionar sobre la permanencia de la historia y la transformación del paisaje con el paso del tiempo.

El camino

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Desayuno sin diamantes

El lienzo Desayuno sin diamantes, de Rodrigo Gómez Torres, es una obra que captura la cotidianidad con una sensibilidad única, alejándose de los ideales glamurosos para adentrarse en una escena de introspección. Inspirado en la famosa película Desayuno en Tiffany’s, el título sugiere un contraste entre la sofisticación cinematográfica y la simplicidad de la vida real.

En la composición, una joven con un moño despreocupado se sienta en una mesa sencilla junto a un ventanal, observando su reflejo con una mirada pensativa. Frente a ella, un plato de papas fritas y un pequeño recipiente con condimentos refuerzan la idea de una escena común, sin artificios ni lujos. La luz que entra a través del cristal baña suavemente la escena, creando un juego de reflejos y transparencias que añaden profundidad a la pintura.

Rodrigo Gómez Torres logra transmitir un instante de soledad, contemplación y autenticidad. La expresión de la protagonista, entre el ensimismamiento y la espera, sugiere una historia abierta a la interpretación del espectador. Con una paleta de colores cálidos y una técnica que resalta la textura y la atmósfera, el artista nos invita a reflexionar sobre la belleza de los momentos sencillos y la poesía de lo cotidiano.

Policromía

El óleo Policromía de Rodrigo Gómez Torres es una obra vibrante que juega con el impacto del color y la expresividad del retrato humano. A través de una paleta audaz y contrastante, el artista rompe con el realismo tradicional para explorar una visión más sensorial y emocional del rostro retratado.

En la composición, el perfil de una mujer emerge en tonalidades frías, con azules y verdes que modelan su rostro y cuerpo, en marcado contraste con el fondo ardiente de naranjas y amarillos. Esta elección cromática genera una dualidad entre lo interno y lo externo, entre la serenidad del sujeto y la efervescencia del entorno.

La pincelada suelta y expresiva en el fondo refuerza la energía de la pieza, mientras que la precisión en la figura mantiene un equilibrio entre lo figurativo y lo abstracto. Hay una clara influencia del fauvismo y el expresionismo contemporáneo, donde el color no solo describe, sino que también transmite emociones profundas.

Policromía es un homenaje al poder del color como lenguaje artístico y un testimonio del dominio técnico y conceptual de Gómez Torres. Su uso de contrastes extremos y su capacidad para dar vida a la figura humana mediante una explosión cromática hacen de esta obra una pieza cautivadora y llena de significado.

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Camino de Ugena a Illescas

En De Camino de Ugena a Illescas, Rodrigo Gómez Torres nos transporta a un paisaje rural lleno de nostalgia y serenidad. A través de una técnica pictórica detallada y un uso magistral de la luz, el artista captura la esencia de un camino solitario bordeado por árboles y vegetación, evocando la sensación de una caminata tranquila por el campo toledano.

El juego de sombras y luces crea una atmósfera envolvente, donde los tonos ocres y verdes sugieren el paso de las estaciones y la huella del tiempo sobre el paisaje. La composición invita al espectador a seguir la senda polvorienta que se pierde en la lejanía, generando una sensación de profundidad y perspectiva que refuerza la inmersión en la escena.

Más que un simple paisaje, De Camino de Ugena a Illescas es una obra que despierta emociones y recuerdos, transmitiendo la quietud de la naturaleza y la conexión del ser humano con su entorno. Con esta pieza, Gómez Torres no solo documenta un rincón de Castilla-La Mancha, sino que también nos invita a reflexionar sobre la belleza de lo cotidiano y el encanto de los caminos menos transitados.

En la orilla

Rodrigo Gómez Torres, con su obra En la orilla, nos sumerge en una escena de intensa actividad pesquera, donde la luz, el color y la composición convergen para capturar la esencia del trabajo en el mar. Este óleo sobre lienzo forma parte de una serie basada en fotografías de la infancia del autor, lo que le otorga un carácter nostálgico y personal.

La escena muestra a un grupo de pescadores colaborando en la tarea de recoger una gran red repleta de peces plateados. La composición se estructura en torno a la vibrante tonalidad roja de la red, que contrasta con los tonos fríos del cielo y el mar. Este uso del color no solo resalta el esfuerzo físico de los trabajadores, sino que también imprime un dramatismo que hace que la imagen cobre vida.

El detalle y la textura de los elementos, desde la ropa de los pescadores hasta el brillo húmedo de los peces, demuestran la destreza técnica de Gómez Torres. La luz del sol, reflejada en el agua y en las figuras humanas, sugiere un momento capturado en plena jornada laboral, donde el esfuerzo y la comunidad se convierten en protagonistas.

Más allá de su valor pictórico, En la orilla es un homenaje a la tradición pesquera, a las generaciones que han trabajado en armonía con el mar y a la memoria de un pasado que el artista rescata y re interpreta con su pincel. Esta obra, junto con La selección de la pesca y Sacando la red, ha sido adquirida por el Banco Internacional de Miami, lo que reafirma su importancia dentro del repertorio artístico de Rodrigo Gómez Torres

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Doña Sofia

El retrato Doña Sofía de Rodrigo Gómez Torres es una obra que destaca por su elegancia y sobriedad, capturando la esencia de la figura representada con una sensibilidad excepcional. La composición nos muestra a la protagonista sentada con una postura serena, reflejando dignidad y calma.

La paleta de colores, con tonos suaves y equilibrados, contribuye a la atmósfera de refinamiento, mientras que la iluminación resalta delicadamente el rostro, enfatizando la expresión amable y contemplativa. El fondo, con un ventanal que sugiere una estancia iluminada, aporta profundidad y equilibrio a la escena.

El tratamiento de las texturas en la vestimenta y los detalles del mobiliario evidencian el dominio técnico del artista, logrando transmitir la riqueza del tejido y la calidez de la madera. Con esta obra, Gómez Torres no solo logra una representación fiel del personaje, sino que también proyecta su personalidad y presencia con una sutil pero poderosa carga simbólica.

Veronica

La obra Verónica de Rodrigo Gómez Torres captura con gran dinamismo y color la esencia del arte taurino, destacando la icónica suerte de capa que da nombre al lienzo. En esta pieza, el torero, ataviado con su traje de luces, ejecuta una elegante verónica, un pase en el que la muleta y el movimiento del cuerpo se conjugan en una danza de control y valentía.

El uso del color es clave en la composición. Los vibrantes tonos amarillos, naranjas y rojos del capote contrastan con el fondo oscuro, dotando a la escena de un dramatismo que intensifica la emoción del momento. La pincelada suelta y el efecto de desenfoque en ciertas áreas aportan dinamismo y fluidez, transmitiendo la sensación de movimiento y destreza del torero.

Gómez Torres juega con la luz y la textura para enfatizar el brillo del traje de luces y la forma en que la tela del capote se despliega en el aire. La pose del torero, inclinada y concentrada, refleja la maestría y la tradición de la tauromaquia, convirtiendo la obra en una expresión de respeto y admiración por esta disciplina.

Con Verónica, el artista no solo representa un instante de la lidia, sino que también captura la poética del toreo, donde la fuerza y la elegancia conviven en perfecta armonía.

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Pintando Coca-Cola

Gioconda Fuminosa

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Un dia mas en el Paraiso

El óleo Un día más en el paraíso de Rodrigo Gómez Torres es una obra profundamente evocadora y cargada de significado personal. Dedicada a la memoria de su padre, quien fue pastor, la pintura trasciende lo anecdótico para convertirse en una oda a la sencillez, la resistencia y la conexión con la naturaleza.

En la composición, un pastor de espaldas contempla el árido paisaje, acompañado por su fiel perro. Su vestimenta rústica, con una manta de piel sobre los hombros y un bastón en la mano, refuerza la imagen de una vida dedicada al campo, marcada por el esfuerzo y la soledad. La escena transmite una sensación de quietud y melancolía, pero también de dignidad y arraigo.

El manejo de la luz en la obra es notable: el cielo parece debatirse entre la tormenta y la calma, con nubes que proyectan sombras sobre la tierra agrietada. El contraste entre los tonos cálidos del terreno y los fríos del cielo genera una atmósfera intensa, casi cinematográfica, que acentúa la inmensidad del entorno y la pequeñez del ser humano ante la naturaleza.

La venta de esta obra en la Royal Flamingo de Miami es testimonio de su impacto emocional y artístico. Un día más en el paraíso no solo rinde homenaje a la figura del pastor, sino que también invita a reflexionar sobre la vida en el campo, la relación con la tierra y el valor de las tradiciones que, en un mundo en constante cambio, aún perduran.

Boceto Jesús

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El páramo

La obra El páramo, realizada al óleo por Rodrigo Gómez Torres, es una evocadora pieza que captura la soledad y la melancolía de un paisaje desolado. La composición se basa en un camino agrietado y erosionado que se extiende hacia el horizonte, flanqueado por vegetación seca y ramas desnudas, elementos que refuerzan la sensación de abandono y misterio.

Uno de los aspectos más impactantes de la pintura es el magistral uso de la luz y el color. El cielo oscuro y profundo contrasta con una niebla difusa que envuelve el paisaje, creando una atmósfera inquietante y casi onírica. La degradación del terreno y la aridez del entorno sugieren el paso del tiempo y la huella del abandono, transmitiendo una sensación de introspección y viaje interior.

El artista logra una textura pictórica que añade realismo a la escena, mientras que la perspectiva central del camino invita al espectador a adentrarse en la obra, provocando una conexión emocional con el vacío y la incertidumbre que evoca el páramo.

En El páramo, Rodrigo Gómez Torres demuestra su maestría en la representación de la naturaleza con un enfoque expresivo y simbólico, donde el paisaje se convierte en un reflejo del estado anímico y la soledad humana.

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Cristo azotado

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Sacando la red

La pintura al óleo Sacando la red de Rodrigo Gómez Torres, es una obra que captura con maestría la dureza y la nobleza del trabajo pesquero tradicional. La escena representa a un pescador guiando a sus bueyes por la arena mientras extraen la red del mar, un acto que simboliza el esfuerzo, la conexión del hombre con la naturaleza y la lucha diaria por la subsistencia.

El artista logra transmitir la atmósfera de la jornada con una paleta de colores sobrios, en la que los tonos tierra y el gris del cielo evocan la frescura de la brisa marina y el desgaste del tiempo. La postura del pescador, inclinada hacia adelante, y la tensión en los animales sugieren el peso del esfuerzo colectivo.

Esta pintura es parte de una serie de tres obras inspiradas en antiguas fotografías en blanco y negro tomadas por el padre del artista, rescatadas de un viejo álbum familiar. Junto a La selección de la pesca y En la orilla, conforma un testimonio visual de la infancia del propio Rodrigo, quien aparece en La selección de la pesca con un bañador rojo, reviviendo así sus recuerdos de la niñez.

La serie ha sido reconocida por su valor artístico y documental, siendo adquirida por el Banco Internacional de Miami, lo que resalta su trascendencia dentro del arte contemporáneo y su capacidad para inmortalizar una tradición pesquera que, aunque en declive, sigue siendo parte fundamental del patrimonio cultural.

Desnudo en claro-oscuro

En Desnudo en claro-oscuro, Rodrigo Gómez Torres demuestra un magistral dominio del contraste entre la luz y la sombra, evocando la técnica de los grandes maestros del barroco. La figura femenina emerge de la penumbra con una delicadeza casi etérea, resaltando la belleza de las formas anatómicas con un realismo sutil y evocador.

La pose, de espaldas y con la mirada apenas perceptible, añade un aire de introspección y misterio, invitando al espectador a descifrar la historia oculta tras la imagen. La textura de la piel se enriquece con la luz que acaricia sus curvas y resalta la estructura ósea, logrando un efecto escultórico de gran impacto visual.

Esta obra no solo es un estudio técnico impecable del desnudo, sino también una exploración de la intimidad y la vulnerabilidad humanas. La sobriedad de la composición, enmarcada en un fondo oscuro, intensifica la expresividad del cuerpo, transmitiendo una sensación de quietud y melancolía.

Desnudo en claro-oscuro es un homenaje a la luz y a la forma, una pieza que juega con la sugestión y la emoción, demostrando la capacidad del arte para capturar la esencia de la belleza en su estado más puro.

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Mi gran Vía

El lienzo Mi Gran Vía de Rodrigo Gómez Torres es una vibrante interpretación del corazón de Madrid, capturando la esencia del bullicio urbano en una de las avenidas más emblemáticas de España. A diferencia de la representación de Antonio López, donde la Gran Vía aparece despojada de movimiento y envuelta en una atmósfera casi onírica, Gómez Torres opta por resaltar la cotidianidad y el dinamismo de la ciudad.

En la obra, el tráfico congestionado, los taxis, las ambulancias y los transeúntes componen una escena llena de energía y realismo. Los carteles luminosos de los cines y teatros, en especial la presencia del icónico Raphael en un anuncio, refuerzan la identidad cultural del lugar y evocan una época donde la Gran Vía era el epicentro del entretenimiento madrileño.

La paleta de colores intensos y la nitidez de los detalles otorgan a la obra un aire casi fotográfico, pero con el sello distintivo del artista, que enfatiza la vitalidad y la calidez del entorno. La perspectiva nos adentra en la arteria principal de Madrid, donde el movimiento incesante de la vida urbana cobra protagonismo.

Con Mi Gran Vía, Rodrigo Gómez Torres nos ofrece una mirada más cercana a la realidad de la ciudad, celebrando su caos ordenado y la interacción constante entre personas, arquitectura y cultura. Es una obra que no solo retrata un lugar, sino que transmite el latido mismo de Madrid en su máximo esplendor.

Tiempo para ti

En Tiempo para ti, Rodrigo Gómez Torres nos transporta a una escena de serenidad y recogimiento, donde el simple acto de servir una taza de té se convierte en un ritual íntimo y contemplativo. La obra destaca por su uso magistral de la luz, evocando la atmósfera de los clásicos maestros del claroscuro.

La figura femenina, con su vestimenta sencilla y su cabello cubierto con un pañuelo, transmite una sensación de calma y concentración. Su postura delicada y el gesto pausado al verter el líquido en la taza refuerzan la idea de un momento de pausa y disfrute personal. La calidez de los tonos ocres y la sutil iluminación que resalta su rostro y sus manos generan una sensación de cercanía y nostalgia.

Más allá de su impecable técnica, la pintura invita a reflexionar sobre la importancia de los pequeños momentos de la vida cotidiana, aquellos instantes de tranquilidad que nos permiten reconectar con nosotros mismos. La composición, con elementos rústicos y una ambientación atemporal, dota a la escena de una belleza clásica que trasciende el tiempo.

Con Tiempo para ti, Gómez Torres logra capturar la esencia de la introspección y el goce de las cosas simples, ofreciéndonos una obra que es, en sí misma, un respiro en el ajetreo del mundo moderno.

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Luz bel

El óleo Luz bel de Rodrigo Gómez Torres es una obra que cautiva por su intensidad visual y su carga simbólica. La figura masculina, representada en una postura felina, transmite una sensación de tensión contenida, como si estuviera a punto de lanzarse hacia lo desconocido. La composición recuerda a la iconografía clásica de ángeles caídos o figuras mitológicas que oscilan entre la divinidad y la condena.

Uno de los elementos más impactantes de la obra es el manejo del claroscuro. La iluminación resalta los músculos del modelo, creando un juego de luces y sombras que acentúa la tridimensionalidad del cuerpo. El fondo oscuro y enigmático contribuye a la sensación de aislamiento, reforzando la idea de una figura suspendida entre la luz y la oscuridad.

El título, Luz bel, alude a una de las denominaciones de Lucifer antes de su caída, lo que añade una dimensión narrativa a la pintura. No estamos simplemente ante un estudio anatómico; la postura y la expresión del personaje sugieren una lucha interna, una dualidad entre la belleza y el peligro, entre la luz y la sombra.

Rodrigo Gómez Torres logra, con maestría, una obra que no solo impacta visualmente, sino que también invita a la reflexión sobre la naturaleza del ser humano, sus deseos, su rebeldía y su eterna búsqueda de identidad. Luz bel es, sin duda, una pieza poderosa que fusiona la técnica académica con un simbolismo inquietante y evocador.

La Duda

En Anatomía: La Duda, Gómez Torres nos presenta una introspectiva exploración del cuerpo humano y la incertidumbre emocional. Usando su propio cuerpo como modelo durante su época de estudiante de Bellas Artes, el artista capta con gran destreza la tensión muscular y la fragilidad psicológica en una pose que transmite introspección y vulnerabilidad.

La figura, agachada con las manos entrelazadas y la cabeza inclinada, evoca una sensación de recogimiento, como si estuviera atrapada en un profundo dilema interno. La paleta de colores monocromática resalta los contrastes de luces y sombras, enfatizando la musculatura y dotando a la composición de un dramatismo clásico.

La obra recuerda el estudio anatómico de los grandes maestros del Renacimiento, con una atención minuciosa a la proporción y la expresión corporal. Sin embargo, más allá de la precisión técnica, Anatomía: La Duda logra trascender el mero estudio físico para convertirse en una representación visual del conflicto interno del ser humano.

Esta pintura no solo evidencia la maestría técnica de Gómez Torres, sino que también invita al espectador a reflexionar sobre sus propias dudas y momentos de introspección, estableciendo un diálogo silencioso pero profundo entre el arte y la emoción humana.